¿Cuántas veces has soñado con un cambio en tu vida? Un nuevo trabajo, una ciudad diferente, una relación más auténtica, una rutina más saludable, escribir un libro, empezar de nuevo… Y sin embargo, ahí estás: esperando el momento perfecto, analizando riesgos, buscando certezas. Pero ¿y si ese cambio que tanto deseas no llega porque no tomas la decisión que lo activa?
Vivimos aplazando
Nos contamos historias:
👉 “Ahora no es buen momento”
👉 “Cuando tenga más tiempo…”
👉 “Si las cosas cambian…”
Y así, posponemos elecciones que podrían cambiar el rumbo de nuestra vida.
Pero lo que muchas veces olvidamos es que no decidir también es una decisión, y que quedarse en el mismo lugar, por miedo o por comodidad, puede alejarnos justo de eso que anhelamos.
El miedo al salto
Cambiar implica perder algo: certezas, comodidad, hábitos conocidos. Por eso, preferimos quedarnos en lo que “controlamos”, aunque nos limite. Sin embargo, detrás del miedo suele haber un deseo profundo de crecimiento.
Y es ahí donde se esconde el verdadero conflicto: el cambio que deseo… pero que yo misma bloqueo.
¿Y si decidieras hoy?
No tienes que dar un giro radical de la noche a la mañana. A veces basta con:
- Decidir dejar de complacer a todos y priorizarte.
- Decidir enviar ese correo, hacer esa llamada o presentar ese proyecto.
- Decidir cuidarte más, confiar más, soltar más.
Porque una decisión cambia una dirección, y una dirección sostenida cambia una vida.
Una invitación a mirar hacia adentro
Hoy te invito a hacerte esta pregunta con honestidad:
¿Qué cambio deseo y qué decisión me está faltando tomar para empezar?
Puede que ahí esté la respuesta que llevas tiempo buscando. Porque a veces, el cambio que esperas no depende de la suerte, ni del destino, ni del contexto… depende de ti y de una decisión valiente.
✨ Que no sea el miedo quien decida por ti. Que seas tú quien elija tu camino.

