A veces, sin darnos cuenta (y otras muchas, con plena conciencia), algunas personas cuentan sus logros, viajes, compras o experiencias con un aire de superioridad. No para compartir, sino para presumir. No para inspirar, sino para imponerse.
En cenas, en redes sociales, en la puerta del colegio, hay quien necesita recordar todo el tiempo lo bien que le va. Qué comió, a dónde viajó, cuánto costó. Lo cuentan sin pausa, sin pensar si quien escucha puede —o quiere— llevar ese mismo ritmo de vida.
Y aquí entra una palabra que lo cambia todo: empatía.
🤝 La empatía no es compasión, es conexión
Ser empático no es evitar hablar de tus logros o de tus alegrías. Es hacerlo mirando a los ojos de quien tienes delante, sabiendo si está en condiciones de celebrar contigo, o si lo que necesita es un abrazo, no una comparación.
Porque a veces, quien te escucha está haciendo malabares para llegar a fin de mes.
Porque a veces, tu viaje soñado es el sueño que otros aún no pueden permitirse.
Porque muchas veces, compartir está bien… pero presumir sin sensibilidad, no.
🧭 ¿Cómo saber si estoy siendo poco empático?
- Si solo hablo de mí.
- Si ignoro las señales emocionales de quien escucha.
- Si uso lo que tengo o hago para destacar y no para conectar.
- Si noto que, tras hablar, el otro se queda en silencio o incómodo.
💡 Ser empático no es callarte, es cuidar lo que compartes
No se trata de no contar cosas buenas. Se trata de saber cómo, cuándo y con quién.
Se trata de no usar tu vida para hacer sentir peor a los demás.
Y de recordar que la empatía también es una forma de elegancia: la que no necesita aplausos para brillar.
✨ Porque, al final…
No impresiona quien presume, sino quien sabe estar sin herir.
🔑 Claves para practicar la empatía en lo cotidiano
- Escucha de verdad, no solo oigas
Mira a la persona, capta su estado emocional y responde con conexión, no con tu historia. - Piensa antes de hablar: ¿esto suma o aplasta?
No todo lo que se te ocurre compartir es oportuno en ese momento. - Habla desde el “yo”, no desde el “tú deberías”
Compartir sin imponer es una forma de respeto. - Adapta tu discurso a tu interlocutor
No es lo mismo contar un viaje a alguien que está de duelo que a alguien que sueña con viajar contigo. - No uses tu experiencia para competir
A veces, lo que otros necesitan no es tu éxito, sino tu comprensión. - Haz espacio para el otro
Pregunta, escucha, no monopolices. La empatía también es dejar hablar. - Recuerda: no todos tienen lo que tú, y tú no tienes lo que todos
Ser consciente de las diferencias sin hacerlas pesadas es una forma sana de convivencia.

