En nuestra vida adulta, muchas veces damos por sentadas nuestras emociones y la forma en que aprendimos a gestionarlas. Sin embargo, cuando interactuamos con niños, es crucial recordar que ellos están en un proceso de aprendizaje constante sobre lo que sienten y cómo expresarlo. En este sentido, la validación emocional juega un papel fundamental en su desarrollo emocional y psicológico.
¿Qué es la validación emocional?
La validación emocional es el proceso de reconocer, aceptar y dar importancia a los sentimientos de los niños, sin minimizarlos o ignorarlos. Esto no significa que se les deba permitir cualquier comportamiento derivado de sus emociones, sino que se les debe enseñar a reconocer lo que sienten y cómo gestionarlo de manera saludable.
Cuando un niño se siente escuchado y comprendido en sus emociones, desarrolla una mayor autoestima, seguridad y herramientas para la regulación emocional. Por el contrario, si sus sentimientos son invalidados con frases como «no es para tanto» o «no llores», puede generar en ellos confusión, represión emocional y dificultades en la expresión de sus sentimientos en el futuro.
Cómo validamos (o invalidamos) las emociones de los niños
Sin darnos cuenta, muchas veces los adultos invalidamos las emociones infantiles con buenas intenciones, pero sin darnos cuenta del impacto que esto tiene. Algunos ejemplos de invalidación emocional incluyen:
- Minimizar: «Eso no es nada, deja de llorar.»
- Negar la emoción: «No tienes por qué estar triste.»
- Distraer en lugar de afrontar: «Mira este juguete, así te olvidas de eso.»
- Juzgar la emoción: «Solo los bebés se enojan por esas cosas.»
En cambio, validar las emociones implica responder de una manera empática y comprensiva:
- «Entiendo que te sientas triste porque tu juguete se rompió. Es normal sentirse así.»
- «Veo que estás frustrado porque no lograste lo que querías. A veces nos sentimos así, pero podemos intentarlo de nuevo.»
- «Parece que estás enojado. ¿Quieres contarme qué pasó?»
Beneficios de la validación emocional
Cuando los niños se sienten validados en sus emociones, desarrollan habilidades emocionales que les serán útiles toda la vida. Algunos de los beneficios incluyen:
- Mayor autoestima y confianza en sí mismos.
- Habilidad para expresar emociones sin miedo al juicio.
- Mejor regulación emocional y gestión del estrés.
- Relaciones interpersonales más saludables.
- Reducción de la ansiedad y la frustración acumulada.
Cómo fomentar la validación emocional en casa y en la escuela
Para ayudar a los niños a comprender y regular sus emociones de manera saludable, es importante seguir algunas estrategias clave:
- Escuchar activamente: Prestar atención a sus palabras, expresiones y lenguaje corporal.
- Nombrar las emociones: Ayudarles a identificar lo que sienten, por ejemplo, «pareces triste» o «pareces frustrado».
- Mostrar empatía: Validar su sentir con frases como «entiendo que esto te haya hecho sentir mal».
- Enseñar herramientas de regulación emocional: Practicar ejercicios de respiración, dibujo emocional o técnicas de relajación.
- Evitar etiquetar sus emociones como negativas o exageradas: Todas las emociones son válidas, lo importante es aprender a gestionarlas.
Conclusión
La validación emocional no significa consentir o justificar cualquier comportamiento, sino acompañar a los niños en la comprensión de sus propias emociones. Cuando los adultos practican la validación, están contribuyendo a la formación de individuos emocionalmente sanos, capaces de afrontar los desafíos de la vida con mayor resiliencia y confianza. Recordemos que cada emoción tiene un propósito, y ayudar a los niños a entenderlas es un regalo que los acompañará toda la vida.
